La nueva ley de residuos: ¿y ahora qué?

Se publicó a principios de abril y desde entonces es la comidilla de cualquier reunión del mundo forestal. ¿Has visto la nueva Ley 7/2022 de residuos?¿qué vais a hacer vosotros con el artículo 27.3?

Un artículo que ha caído como una losa de incomprensión y sinsentido para los que, ahora, tenemos que dar la cara y explicárselo a la gente del campo. Ya nos estamos imaginando las conversaciones: …¿Y dice usted que ahora no puedo quemar los cuatro vestugos de olivo que acabo de podar?¿que necesito una autorización?

Pocas veces los profesionales agrarios nos hemos sentido tan incomprendidos por el poder legislativo. Por mucho que sea transponer la legislación europea, no deja de ser una ley de residuos más alejada de la realidad agraria que nunca. Todo un despropósito hecho por quien no entiende el mundo más allá de la gran ciudad.

Y ahí te las compongas tú ahora, amigo. El mundo rural se enfrenta a diario a demasiados normas que no entiende, complicaciones para lo que siempre fue sencillo y natural. Pues otra piedra en el camino más, suma y sigue. ¿Es lógico poner los restos vegetales al mismo nivel que las bolsas de plástico o los envases?

De pirómanos y hombres

Un pirómano es un enfermo mental. Las personas que provocan incendios con una motivación determinada son simplemente incendiarios.

El problema de incendios en el norte del país es complejo, difícil de entender desde los entornos urbanos y aún más complicado de resolver. Pero parece que lo fácil es echar la culpa a pirómanos, como si fuera una suerte inevitable que libra de responsabilidad o como quien quiere desviar el problema o achacarlo al capricho de los hados.

No es la primera vez que los incendios forestales en la cornisa cantábrica dan una nota negativa a las fiestas navideñas. Si bien estos incendios suelen suceder a finales de invierno, cuando el sol y el viento del sur desecan la vegetación, la anomalía cálida de estas Navidades ha cambiado el patrón clásico.

Los incendios más del 2021

Foto de portada: Pedro Armestre para El País

Hablando de incendios es complicado encontrar un calificativo adecuado, especialmente cuando suponen una tragedia o una catástrofe para muchos. Podríamos decir que son los más interesantes, pero seguro que algún hater nos acusa de frivolizar sobre el tema.

Así que hablaremos de los incendios más del año, que no son necesariamente los más grandes, sino los que han presentado algún elemento que les ha hecho singulares.

Vamos allá, inauguramos los incendios más del 2021:

  1. El incendio de Santa Coloma de Queralt (Tarragona)

El 24 de julio se iniciaba en este municipio de Tarragona un incendio que destacó por su espectacular columna convectiva que terminaría dispersándose gradualmente sobre el incendio, amenazando con uno de los momentos más temidos para los que nos dedicamos a esto:

2. El incendio de Navalacruz (Ávila)

El 14 de agosto, en plena ola de calor muy tardía, sobrevino el mayor incendio en la submeseta norte hasta la fecha. Un incendio muy rápido, dirigido fundamentalmente por su vegetación herbácea seca. En su segundo día se comportó como un gigante avanzando a toda velocidad, como muestra el doble pirocúmulo que presentó en su momento más álgido.

Funte: NASA Earth Observatory image by Lauren Dauphin, using Landsat data from the U.S. Geological Survey. Caption by Adam Voiland.

Un incendio que afectó a una de las zonas ganaderas por excelencia del país y que amenazó numerosas poblaciones durante tres días interminables.

Por otro lado, este incendio supuso un ejemplo de colaboración interinstitucional con especialistas de toda España participando a través de la labor del MITECO.

3. El incendio de Sierra Bermeja (Málaga)

El incendio que llevó el término «sexta generación» a la opinión pública y que hizo que los medios y espectadores abrieran los ojos a las consecuencias de un cambio climático inexorable.

El 8 de septiembre se iniciaba, el 14 se controlaba y llegó a durar hasta 46 días. Fué un incendio poco habitual para lo avanzado del verano, pero la sequía extrema pasó factura en un terreno de topografía muy compleja.

Definitivamente, una nueva generación de incendios en un escenario de cambio climático que ha venido para quedarse. ¿Sexta o no sexta? Esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Huella del incendio de Sierra Bermeja. Fuente: Comisión Europea

Cambiando abucheos por aplausos

Los que llevamos ya unas cuantas campañas a cuestas lo notamos. Recordamos cuando pasar por una población era agachar la cabeza, tratando de esquivar esas miradas de reproche, a veces incluso algo peor. Éramos el objetivo del malestar y la frustración de los afectados.

Por eso, quizá, nos emocionan tanto las muestras de agradecimiento. El sonido de los aplausos nos llega entre incredulidad y satisfacción. Es nuestro trabajo, repetimos una y otra vez.

Pero nos gusta, no podemos evitarlo. Nos da fuerzas para seguir y hace que todo esto, a pesar de los pesares, merezca la pena.

Mil gracias.

Naturaleza imparable

Foto de portada: Abián San Gil para elDiario.es

Las imágenes que llegan de la erupción volcánica de La Palma son impresionantes. No dejan lugar a duda de que es una fuerza de la naturaleza imparable, un río de lava ante el cual sólo queda pararse a contemplarlo y tratar de minimizar los daños que vaya provocando.

La comparación con incendios forestales es inevitable. La gente debe concienciarse de que los incendios forestales extremos son como volcanes en erupción. La acción de los bomberos forestales y los medios aéreos es vana ante semejantes colosos. No hay forma humana de apagarlos, salvo esperar que cambien las condiciones.

Fuente: LA Times

Citius, altius, fortius

Foto de portada: @JesusNavarro

Más rápido, más alto, mas fuerte es el lema de los juegos olímpicos, pero bien podría ser el lema de los incendios forestales en los últimos años.

Venimos batiendo récords meteorológicos cada verano: olas de calor más largas, episodios de calor más temprano, calor más tardío, picos de calor más intensos…

Cada récord de temperatura implica otro récord de incendios forestales: grandes incendios a latitudes y altitudes inéditas, el mayor incendio jamas registrado en agosto, incendios de septiembre quemando como si fuera julio, campañas de verano que se alargan más allá de cuatro meses…

El incendio de Navalacruz (Ávila), el 15 de agosto de 2021.

Este es el escenario que tenemos y tendremos y así hay que transmitirlo.

Incendios que no podemos apagar hemos tenido siempre, pero se ceñían a las horas centrales de los días más calurosos. Ahora toca vivir incendios que no podremos apagar durante días a lo largo de un periodo que puede extenderse hasta cinco meses. Los incendios más complejos que jamás hemos conocido.

Como escribió en agosto el profesor Victor Resco (@rescodedios): bienvenidos a una nueva era de incendios forestales. Es lo que hay.

Días de trueno

Foto de portada: Juan Carlos Rodríguez Nielfa

Hay zonas de España donde uno de cada dos incendios son naturales. El sistema Ibérico es especialmente activo por los incendios de rayo y cada tarde veraniega de tormenta significa que tendremos actividad al día siguiente, cuando el sol caliente; o quizá esa misma tarde si vienen mal dadas.

Esta es nuestra principal actividad en los últimos días de agosto, cuando confluyen en zonas montañosas las masas de aire cálidas del oeste con las masas más húmedas mediterráneas.

La BRIF de Cuenca perimetrando un incendio por rayo

En la inmensa mayoría de los casos los rayos son tenues igniciones, apaciguadas por la lluvia caída o la humedad ambiental. Las menos provocan incendios intensos, en años muy secos o días de fuerte viento.

En estos días donde numerosos colectivos claman por lo natural y dejar hacer a la naturaleza, ¿qué hacemos con los incendios naturales?

Incendio por Rayo en una zona dónde se aprecian varios incendios por la misma causa

Capaces de casi todo

A las puertas de una ola de calor y viendo lo que está pasado en Turquía o Grecia, los incendios forestales vuelven a estar en los medios y foros.

Estos días, varios expertos han puesto sobre la mesa el hecho de que hay momentos en los incendios en los que no hay forma humana de apagarlos. Y es cierto. Cuando el calor, la sequedad acumulada y el viento aprietan, el incendio supera nuestra capacidad de extinción.

La capacidad de extinción es un umbral algo difuso, depende mucho de los medios disponibles. De forma genérica podemos decir que a partir de longitudes de llama de 2 m comienzan los problemas; y a partir de 3,5 m, la energía que desprende el incendio es tan intensa que no podemos apagarlo.

Un incendio fuera de capacidad de extinción no es algo nuevo, sino que ha pasado siempre. En las horas centrales del día, en los días más cálidos del verano, es lo habitual. Lo que es indiscutible es que cada vez tenemos incendios más intensos y complejos. Cada récord de temperatura extrema, es otro récord en intensidad de fuego.

Cada vez que planteamos que nuestra capacidad de extinción tiene un límite, siempre aparece algún «cuñado» que se empeña en que es cuestión de meter más medios, o aviones más grandes, de echarle agua y más agua hasta que se apague. ¿O no?

Incendio en un gaseoducto en el golfo de México. Fuente

Cosechando, que es gerundio

El inicio de la campaña de incendios forestales coincide con el inicio de la campaña de cosechado del cereal y ambas actividades están relacionadas. Los incendios por cosechadoras y empacadoras son la causa de incendio más recurrente en junio y julio.

La labor del cosechado es vital. La necesitamos. Pero las máquinas cosechadoras trabajan con material muy fino y seco, la paja. Si le sumamos las condiciones de temperatura y sequedad de los días de principio de verano, los ingredientes para el incendio están servidos.

Brigada helitransportada extinguiendo un incendio agrícola. Fuente: Diario Lanza

Los incendios agrícolas son siempre difíciles de extinguir, las llamas avanzan por el cereal seco sin cosechar con intensidad y velocidad. Aquí es donde la labor de los agricultores con sus tractores es imprescindible para atajarlos.

En los años más secos, el incendio agrícola pasa fácilmente al monte y el problema se multiplica con el agravante de que éstos incendios siempre se producen en las horas más críticas del día, cuando el calor aprieta.

Cosechadora ardiendo. Fuente: Diario Lanza.

A día de hoy, es factible identificar esos días del verano donde un incendio agrícola puede transformase en un gran incendio forestal. Urge, por tanto, regular el cosechado en las horas centrales del día para evitar que esta actividad necesaria se transforme en un incendio forestal innecesario.

Nunca llueve a gusto de todos

Al inicio de cada temporada de incendios forestales nos gusta intentar anticipar qué tal va a ir el verano. Lo cierto es que solemos ser muy pesimistas, pocas veces nos atrevemos a decir que tendremos un verano sin incendios complicados. La incertidumbre de lo que pueda pasar a lo largo de cuatro meses nos lleva a ponernos casi siempre en el peor de los escenarios.

A grandes rasgos, podemos decir que hay correlación entre los índices de sequía al principio de la campaña y el comportamiento de los incendios. Si empezamos con un índice de sequía alto («tonos rojizos»), la vegetación ya arrastra una sequía previa y empezaremos con incendios complicados que se volverán muy complicados con las sucesivas olas de calor. Este fue el caso del año 2012, uno de los peores años que hemos tenido.

Índice de sequía SPEI el 3 de mayo de 2012 (izquierda) y el 3 de mayo de 2020 (derecha). Los todos rojizos indican sequías altas. Fuente: AEMET.

Por otro lado, empezar una campaña con un índice de sequía bajo («tonos azules»), implica que el suelo todavía retiene humedad, que el paisaje mantiene el verdor y, por tanto, tendremos incendios no demasiado complicados. La evolución de dicha sequía, especialmente durante las olas de calor, marcará la complejidad de los incendios a mediados y finales del verano. En 2020 empezamos con mucha humedad en el suelo y se terminó con un año muy tranquilo de incendios forestales en casi toda la península.

Índice de sequía SPEI a 3 de mayo de 2021. Fuente: AEMET

Así que este año empezaremos en un término medio, dependiendo mucho de la zona. Si le sumamos que está lloviendo ahora y está prevista para los próximos días más lluvia en muchas partes del país, es previsible un buen comienzo.

Y luego, que venga lo que toque.