Una epidemia de árboles

Lo cierto es que estamos sufriendo una epidemia de árboles, es posiblemente la frase más impactante del siguiente artículo, de recomendada lectura, acerca de mitos sobre los bosques. En él, los profesores Victor Resco (@rescodedios) y Daniel Moya (@DANIELMOYA_A) hacen un repaso a los bulos y mantras forestales más habituales: https://theconversation.com/diez-bulos-sobre-los-bosques-que-lastran-el-futuro-del-planeta-156164

En Europa, y más particularmente en España, el bosque arbolado aumenta. La gente tiene la idea preconcebida que nos estamos quedando sin bosques, pero la realidad es bien otra. El bosque crece en superficie en la misma medida que la superficie agrícola decrece.

Evolución de la superficie forestal en España. Gráfico de @educacionforestal a partir de datos del MAGRAMA.

Comparando imágenes de décadas pasadas con actuales, queda patente las diferencias en el paisaje. La foto que se muestra a continuación es análoga a muchas más que pueden encontrarse en la red.

Abajo: Embalse de la Toba durante la construcción de su presa en 1920. Foto de la Confederación Hidrográfica del Júcar. Arriba: mismo punto en 2007, foto de Oscar García Cardo.

¿Es malo este aumento de los bosques? No necesariamente, pero seamos consciente que más vegetación deriva en incendios forestales más intensos, y hay que asumirlo.

El zoo de los incendios forestales

Por alguna razón, soluciones exóticas a los incendios forestales aparecen cada cierto tiempo reinventando la rueda. De forma simplista, si el problema de los incendios es el exceso de vegetación, pues traigamos a animales que se la coman. Cuanto más grandes, mejor.

Bienvenidos al zoo de los incendios forestales, tenemos bisontes europeos:

Imagen: https://conbuenapata.com/la-muerte-de-los-bisontes-de-benageber/

La posibilidad de reintroducir estos animales con fines de prevención de incendios ha originado cierto debate en las redes, iniciado por el siguiente artículo de The Guardian (en inglés): https://www.theguardian.com/environment/2021/apr/14/european-bison-spain-forest-fires-aoe

Pero esto no es nada nuevo. Ya en 2012, alguno quiso ir aún más lejos, proponiendo a los extintos uros y cebros para entrar en el zoo. Dicha idea estaba enmarcada en un supuesto contexto de políticas de territorio coherentes (sic), https://elpais.com/elpais/2012/07/12/opinion/1342112007_766403.html:

Una altura en cruz de 1,80 m y alrededor de 700 kg podría tener el uro. Dibujo de Roman Yevseyev.

Un sinsentido que el profesor Rafael Serrada desmontó con mucha ironía aquí: http://secforestales.org/publicaciones/index.php/congresos_forestales/article/view/14563/14406

Pero además de animales extintos, algunos hace milenios, el zoo de los incendios forestales también ha tenido dromedarios: https://www.heraldo.es/noticias/aragon/dromedarios_lucha_contra_fuego.html

Y también algo más ibérico como pueden ser los burros: https://www.abc.es/espana/abci-burros-bomberos-para-combatir-incendios-forestales-201908071418_video.html

Y seguro que el futuro nos depara jirafas o rinocerontes… ¿el futuro?

No cabe duda que los herbívoros son importantes para prevenir incendios y ninguna idea debe descartarse a priori. Pero la razón, entre otras, por la que el riesgo de grandes incendios era menor décadas atrás se debía a la presencia de ganado en el territorio.

La simplificación del problema nos puede llevar a pensar que basta con restablecer la ganadería para solucionarlo, pero el cambio social del medio rural es muy difícil de revertir y pasa por considerar los aciertos del pasado, pero aplicando soluciones de futuro.

Proyectos exitosos sobre prevención de incendios con ganado hay unos cuantos a lo largo del país, aunque quizá algo menos exóticos. Aun así, ni siquiera hemos rascado la superficie del problema.

Ganado caprino y ovino manteniendo un área de defensa en Cuenca. Foto JCCM.

Somos emergencias

Los dispositivos de extinción de incendios forestales siempre hablamos del desconocimiento general de lo que somos. Entre otras muchas cosas, se nos llama «los de los retenes» o «agentes forestales» sin tener claro la forma adecuada de referirse a nosotros.

Lo cierto es que nosotros tampoco lo hemos puesto fácil, mientras que algunas regiones tienen una marca clara, los dispositivos que provenimos de organismos forestales hemos llenado de siglas confusas el sector: Infocam, Geacam, JCCM, BRIF, MAPAMA, MITECO, agentes rurales, forestales, medioambientales y un largo etcétera que cada uno puede adaptar a su región. Todo un despropósito para cualquier identidad corporativa y un galimatías para el público.

Desde que alrededor de 2007 comenzara la paulatina profesionalización del sector, el término bomberos forestales vino para aglutinarnos a todos, desde al conductor de la autobomba al mando superior, pasando por el piloto.

La gran ventaja de los bomberos forestales es nuestra implantación en el medio rural y esto ha hecho que nuestro papel en las dos últimas grandes emergencias de este país (COVID-19 y la borrasca Filomena) haya sido, cuanto menos, reseñable, lo que ha puesto en valor nuestro trabajo y nuestras posibilidades como dispositivo de emergencias.

Pero cuando anunciaron que los cuerpos de emergencias se vacunarían, el viejo pesimismo volvió a asaltarnos. ¿Se acordarían de nosotros?¿Seríamos considerados como personal esencial?

Y llegó la confirmación oficial, seríamos vacunados con el resto de personal de emergencias. Además de la preciada vacuna, nos llevamos una gran dosis de motivación y reconocimiento. Somos emergencias.

Rx, quemas prescritas y Júpiter.

¿Por qué usamos el símbolo Rx para referirnos a las quemas prescritas?

En España no es especialmente común, pero en muchos países en el encabezado de las prescripciones médicas se usa el símbolo Rx. En realidad, el símbolo correcto no es una erre seguido de una equis, sino más bien algo así: ℞.

El término quema prescrita viene directo de los Estados Unidos, dónde empezaron a denominarlo de esa manera ya alrededor de 1920, aunque dicha técnica se empezó a extender por el país durante la década de los 70 gracias a la labor del US Forest Service. Allí se empezó a usar ℞ por analogía a las prescripciones médicas, para indicar que la quema responde a unos criterios determinados por un profesional forestal. Con la quemas prescrita, hemos recetado el fuego para un monte con la dosis indicada en la ventana de quema.

Aquí en España, comenzamos con dichas quemas en los años 90, importando y traduciendo la terminología directamente de los americanos, como en casi todo lo que concierne a incendios forestales. Consecuentemente, adoptamos el símbolo ℞.

Parece ser que dicho símbolo tiene su origen en el de Júpiter en la Roma clásica, que se usaba en las recetas de los antiguos médicos y alquimistas. A su vez, el símbolo de Júpiter podría provenir del ojo sagrado de Horus, símbolo de protección en el antiguo Egipto.

De izquierda a derecha: Símbolo de la prescripción médica actual, símbolo de Júpiter y ojo sagrado de Horus.

Quemas prescritas: el fuego bueno

En las últimas semanas los dispositivos de extinción hemos llenado las redes sociales de imágenes de quemas prescritas. La primavera comienza a despuntar y es el momento adecuado de aplicar este tratamiento selvícola muy particular.

Tratando de no usar un leguaje muy técnico, podemos decir que una quema prescrita es una quema controlada con un plan y unos objetivos específicos. Es decir, se determinan unas condiciones de meteorología previa y actual para conseguir un objetivo determinado. Generalmente, los objetivos suelen ser la eliminación de la vegetación seca más fina en mayor o menor grado.

Detrás de cada quema prescrita hay un trabajo de investigación y simulación previa que fundamenta el plan y los objetivos de la quema. También existe una labor de seguimiento posterior para analizar la consecución de los objetivos.

Las quemas prescritas son para el monte la mejor vacuna contra los incendios forestales. Además, en sitios como la Serranía de Cuenca, reintroduce el papel del fuego en baja intensidad que ha moldeado los bosques hasta épocas recientes en forma de incendios por rayo.

El secuestro de la selvicultura (II)

Los tratamientos selvícolas siguen generando polémica entre el público en general. Lo que antes era una actividad diaria para la gentes del medio rural: cortar madera, extraer leña, rozar, desbrozar, etc. Ahora se percibe como una agresión al monte por la sociedad urbana.

Los tratamientos selvícolas son un acto de conservación desde el punto de vista del bosque como conjunto, buscando la estabilidad y persistencia de la masa. Y no queda sino seguir divulgando para darlo a conocer.

Afortunadamente, algunos de los profesionales en ecología como el profesor José Manuel Nicolau Ibarra han arrojado luz al asunto:

Por otro lado, es preocupante todo el revuelo que se forma cada vez que aplicamos la selvicultura. No s´ólo se pone de manifiesto la brecha cada vez mayor entre el mundo rural y urbano, sino que se identifica a la profesión como el enemigo del bosque cuando el objetivo es justo el contrario: protegerlo. De nuevo, ¿qué tipo de monte queremos?

No queda sino seguir insistiendo y esperar que la opinión de los científicos, tanto ecólogos como forestales, geógrafos y biólogos, sea puesta en valor.

Los pinos o la discriminación forestal

Los pinos están mal vistos por parte de la sociedad. Así, en general. Sin entrar en que hay siete especies de pino nacionales, seis peninsulares, cada una con sus características, peculiaridades y adaptabilidades.

A la gente no les terminan de convencer, los acusan de foráneos, de oportunistas, de plantados con intereses comerciales, de árboles innobles. Para muchos, es preferible cualquier otro tipo de bosque e incluso algunas formaciones de matorral.

Sin embargo, la ciencia lo tiene claro. Los pinos siempre han estado entre nosotros. Valga una muestra:

De forma genérica, los pinos son especies pioneras, que son capaces de crecer en suelos pobres y degradados. Pero cuidado, que no podemos meterlos a todos en el mismo saco y cada especie es peculiar.

El profesor Luis Gil nos cuenta de forma magistral todo esto y mucho más en su charla:

Incendios forestales y cambio climático

La problemática de incendios forestales a escala global puede resumirse en 3 minutos. Esto es lo que ha hecho Fernando Valladares en el siguiente vídeo, emitido el 13 de febrero de 2021 en la 2 de TVE. Un vídeo para unirlos a todos:

https://www.rtve.es/alacarta/videos/para-todos-la-2/incendios-forestales-cambio-climatico/5789470/

Aunque se ha criticado que la mención expresa a bosques plantados es simplista y debería referirse a todo tipo de bosques, pocas veces se puede decir tanto en tan poco tiempo.

Cortando los incendios

Una herramienta no es ni buena ni mala, sino adecuada o inadecuada para un fin. Para aquellos que cuestionan la utilidad de las áreas de defensa en el monte, también llamadas cortafuegos, basta echar un vistazo a la siguiente imagen:

Incendio en la provincia de Cuenca en 2019 donde el área de defensa tuvo un papel crucial durante su extinción.

Las áreas de defensa son una herramienta más entre las diversas que se pueden manejar en la defensa contra incendios forestales. No es la única, pero su eficacia está sobradamente contrastada en áreas donde la gran continuidad forestal demanda crear esas discontinuidades. Son zonas de trabajo y referencia para los bomberos forestales que permiten una planificación rápida desde el primer momento.

Utilizando el símil médico que @Mario_72 ha utilizado en Twitter, decir que las áreas de defensa no sirven porque hay fuegos que las superan, sería como decir que la atención primaria es inútil porque hay enfermedades que requieren de UCI.

En la selvicultura, en el monte y en los incendios todo suma.

Año de nieves

La nieve tiene enormes beneficios en el monte, ya sabemos eso de año de nieves, año de bienes. Pero al igual que sucede con el arbolado urbano, tiene un inconveniente: la rotura de ramas y árboles enteros.

Esto es especialmente notorio en las masa forestales de menor altitud donde las nevadas tienen periodos de recurrencia mayores y las grandes acumulaciones de nieve causan daños aún mayores.

En 2021 hemos tenido combo especial, un episodio de nieve mítico seguido de un episodio de viento fuerte, lo que hace que en algunas masas los daños sean severos.

Pinar de Valdelatas (Madrid) tras la borrasca Filomena. Fuente: @JM_ImpassiveW

Este verano, toda esa vegetación seca añade un plus de complejidad ante un posible incendio. No es nada nuevo, esto ha ocurrido regularmente, pero una nevada de dimensiones épicas como la que hemos tenido afectará de forma extensiva a nuestras masas.

La solución, una vez más, está en la selvicultura.